sábado, 23 de enero de 2016

Vivir al calor de un bar

Hay vidas que dan para una novela y la de J.R. Moehringer es sin duda una de ellas. El escritor estadounidense, premio Pulitzer y biógrafo de Agassi, recoge en El bar de las grandes esperanzas un libro de memorias tierno y nostálgico en el que relata, con una prosa limpia y fácil de leer, su infancia y el paso a la edad adulta rodeado por los héroes crepusculares que se reúnen al calor de la barra del bar Dickens. Un lugar que se convierte en el refugio al que volver y el punto de referencia para este joven que crece sufriendo la indiferencia y lejanía de su padre. Un padre que acaba siendo una lejana voz en la radio.
El bar, lleno de humo y de bebedores peculiares, narradores compulsivos de historias inacabables sin importar si el tema son las carreras de caballos, la política, el béisbol o la astrología, serán el motor que le impulse a escribir, los que le generen la necesidad de contar.También le incitarán a beber. 
Todo lo que cuenta en la novela, por increíble que parezca, es rigurosamente cierto. Tan real como la guerra de Vietnam, el atentado contra las Torres Gemelas, el snobismo de la universidad de Yale o el ambiente de la redacción de el The New York Times. Los personajes tienen nombres y apellidos. Como el tío Charlie, condenado a la oscuridad del bar por la terrible alopecia que sufría acomplejado y que sería una de las anclas de su vida. O la estrafalaria personalidad de su abuelo capaz de lo más vil y lo más tierno. La intensa relación con su madre es otro de sus soportes, aunque tendrá que crecer para reconocer en ella las cualidades que siempre buscó en otros.
Una historia conmovedora que nos calienta el corazón y que nos hace desear acodarnos en ese barra.

Publicado en La Voz de Galicia. Suplemento Fugas. 





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