El estadounidense Anhony Doerr acaba de conseguir el
premio Pulitzer por su novela La luz que no puedes ver. El galardón reconoce la virtudes de esta obra ambientada en la Segunda Guerra Mundial en la que Doerr cuenta las historias paralelas de una chica francesa ciega y un joven soldado alemán. Dos niños que representan mundos opuestos pero no tan lejanos.
Una historia contada en capítulos cortos y prosa sencilla que nos obliga a pasar páginas sin parar, leer sin mirar el reloj. Doerr consigue construir un universo de cuento y meternos dentro. Hay un huéfano superdotado, una niña ciega muy valiente y también una piedra de la suerte. Pero sobre todo hay un homenaje a la radio, a esas ondas misteriosas que difunden su mensaje a través de fronteras y por encima de ideologías. Ondas que sirven ala revolución, que llevan mensajes de libertad y esperanza, y que también puede ser delatoras, propagandíisticas y mentirosas. Mensajes que nos conectan, que nos hacen sentir cercano los lejano, hermano lo extranjero y que nos ayudan a descubrir lo asombroso.
Hay también en este relato atípico de resistencia y nazis un lugar destacado para los científicos que soñaron un mundo mejor. Así, Julio Verne y sus 100.000 leguas de viaje submarino salvarán a la joven Marie Lauire de la desesperación de la soledad en su momento más duro, Darwin y el Viaje de Beagle, serán la clave para su futuro.
El coraje y el miedo se alternan en esta parábola llena de ternura que nos enseña a mirar más allá. A ver la luz que no se puede ver.
Publicado en La Voz de Galicia
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