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martes, 11 de marzo de 2014

La cocinera de Himmler: Reír por no llorar



¿Se puede combinar el holocausto nazi y el humor? Roberto Benigni demostró que es posible en su maravillosa película "La vida es bella". El escritor y periodista francés Franz-Olivier Giesbert se suma a esta arriesgada combinación y nos ofrece la historia de los grandes dramas del siglo XX europeo, el siglo de los asesinos, aderezados con ironía, sexo y cocina. Estos son los pilares sobre los que se sustenta una novela que se lee sin pausa, aunque con algún sobresalto. Una trama muy original, en la que Rose, una cocinera de 105 años, nos sirve de guía por la Europa más cruel y nos arrastra en una huida del horror que nos llevará hasta China.
La historia se inicia con el nacimiento de esta armenia que tendrá que dejar Turquía para escapar del genocidio. "El día de mi nacimiento, los tres personajes que iban a arrasar la humanidad ya estaban en este mundo: Hitler tenía dieciocho años, Stalin, veintiocho, y Mao, trece. Había caído en el siglo equivocado: el suyo.», nos cuenta.
Vengativa, apasionada y despiadada ofrece un relato un tanto loco que bascula entre la confesión de una asesina en serie y el diario de una víctima superviviente de las más atroces aventuras. "Si el infierno es la historia, el paraíso es la vida", proclama esta optimista convencida que camina con el corazón lastrado a partes iguales por sus amores perdidos y sus odios eternos. Un corazón que no sucumbe al miedo o al desánimo, aunque a veces su salamandra, esa conciencia con patas, le haga dudar.
Giesbert construye una historia que se sale de lo corriente y que sorprende por su falta de decoro, por su olvido de lo políticamente correcto. Nada, ni nadie es sagrado, ni el dolor de los más inocentes y mucho menos los respetados intelectuales. De la mano de Rose, que viaja con una pistola en el bolso y que aun sucumbe al impulso erótico cada vez que cruza con un joven deseable, revisitamos la historia del siglo y comprendemos algunas claves ocultas. Un libro que entretiene y que obliga a reír, aunque a veces sea por no llorar.Y además, al final nos espera un bonus: las deliciosas recetas de La Petit Provençe.

 Publicado en La Voz de Galicia.





lunes, 29 de abril de 2013

Kitchen, dulzura oriental

Oriente siempre enigmático, siempre lejano y etéreo. Una civilización que adoramos en la distancia, una sensibilidad distinta, llena de olores y sabores. Una cocina en la que Mikage Sakurai hará su refugio para superar la muerte, la soledad. La novela de Banana Yoshimoto es poesía y nos hace lamentar no poder leer el original en japonés. Una historia breve que esconde un mensaje de supervivencia. Un relato de muerte y de vida. Un prosa plagada de imágenes bellas. Un libro dulce que empieza así:

"Creo que la cocina es el lugar del mundo que más me gusta. En la cocina, no importa de quién ni cómo sea, o en cualquier sitio donde se haga comida, no sufro. Si es posible, prefiero que sea funcional y que esté muy usada. Con los trapos secos y limpios, y los azulejos blancos y brillantes. (…) Sólo estamos la cocina y yo. Pero creo que es mejor que pensar que en este mundo estoy yo sola". (Sugerente... ¿no?)

viernes, 18 de noviembre de 2011

Women Who Dont Cook. Mujeres que no cocinan.

Mujeres que no cocinan. Women who dont cook. Esta frase era esta mañana uno de las más comentadas en el MUNDO por los seguidores de la red social twitter. Una red social que se supone formada por gente mayoritariamente joven y con nivel de estudios medio-alto. Pues los comentarios a este tema del momento, o TT como le llaman allí (trendig topic), eran antológicos. Por supuesto, la visión de hombres y mujeres era totalmente diferente: la vieja guerra de sexos. Algunos ejemplos, solo para reírnos un rato: <si Dios no hubiera querido que las mujeres cocinaran no habría llenado su cuerpo de leche y huevos>.o >deja de estar todo el día en facebook o twitter y aprende algo que haga a tu marido sonreír>, <nunca se casarán>... En fin, comentarios propios del hombre de las cavernas no? Machismo en estado puro, aunque eso sí, a través del modernísimo twitter.  Ah! A mi me encanta cocinar. Hoy haré pisto con bacalao...qué rico!!